Europa apuesta por la sostenibilidad abogando por el derecho a la reparación de aparatos para evitar la obsolescencia prematura
La Eurocámara aprobó este miércoles un informe en el que pide a la Unión Europea (UE) que abogue por el derecho a la reparación de los aparatos por parte de los consumidores, que los proteja de la obsolescencia prematura y que apueste por la reutilización y la sostenibilidad
El texto, aprobado en pleno por 395 votos a favor, 94 en contra y 207 abstenciones, pide a la Comisión una estrategia para introducir un derecho a la reparación y sistematizar el acceso de los consumidores a dicha reparación.
Derecho a reparar aparatos
Para ello, este informe cuyo ponente es David Cormand, eurodiputado francés de los Verdes, apuesta por un libre acceso a la información necesaria para reparar los dispositivos y a las piezas para poder cambiarlos, así como por la estandarización de dichas piezas y crear a escala europea una garantía legal para reparar aquellos productos cuya garantía haya caducado.
Entre las propuestas se encuentra un etiquetado que proporcione a los consumidores información sobre la vida útil estimada de los productos, especificando las opciones de reparación en el momento de la compra o adaptar y armonizar a nivel europeo la garantía legal de los productos de conformidad con su vida útil estimada.
Reutilización y sostenibilidad
En esta línea, el informe alude a las actualizaciones de los productos y pide que se separen aquellas denominadas “de seguridad” de las “de confort” (para mejorar la experiencia del usuario), garantizando que sean reversibles y evitando la ralentización del dispositivo una vez se ejecuten las mismas.
A través del consumo, la Eurocámara también apuesta por la sostenibilidad, y pide que se prohíba la destrucción de productos en buen estado para que puedan ser aprovechados y reutilizados, así como que la garantía se vincule al objeto y no al comprador, de forma que se pueda transferir en caso de reventa de un producto.
Además, la Eurocámara también destaca el papel de la denominada “obsolescencia psicológica”, que hace que un producto que funciona se considere desfasado por parte de los consumidores, y pone de manifiesto la importancia de crear un marco reglamentario en este ámbito para un mercado sostenible.