Sama Fieltro Tarapacá: Pura naturaleza para la producción consciente de prendas

Cáscaras de cebolla o de choclos, hojas de eucaliptos, cuescos de paltas o semillas de nogales son solo parte de las materias primas con las que produce las tintas que luego darán color a los vellones de alpaca u ovejas, con los que SAMA Fieltro Tarapacá se hace parte de la tendencia de moda sustentable, fabricando prendas textiles a partir de procesos amigables con el medio ambiente.

Sama Fieltro Tarapacá y su apuesta por la moda sustentable, aplicando técnicas ancestrales en la obtención de sus materias primas

El fieltro es una técnica milenaria cuya materia prima es la lana proveniente de oveja, pero en el caso del Desierto de Atacama es más habitual obtenerlo de llamas o alpacas, esta última considerada simplemente la mejor lana por la variedad de cualidades que posee, es esa precisamente la que Patricia Peña utiliza para obtener los vellones, con los que realiza sus diseños textiles en fieltro, sumando una técnica de teñido natural denominada “Ecoprint”, para obtener prendas únicas, a partir de procesos conscientes con el medio ambiente.

Esta técnica milenaria para la obtención de sus materias primas y que resulta de muy bajo impacto ambiental es la que Patricia Peña fundadora del emprendimiento SAMA Fieltro Tarapacá reconoce que le apasiona. “Las alpacas las esquilan una vez al año -entre octubre y noviembre- lo mismo pasa con las ovejas en el sur. Ese pelito que se saca es el vellón que uso como materia prima”, explica Patricia.

El vellón producto de la esquila de los alpacos y ovejas queda en condiciones de uso luego de ser lavado y limpiado. Posteriormente se debe entretejer sus fibras unas con otras, lo que da vida al fieltro. “Me gusta extender la pieza de vellón y jugar con los colores. Yo compro los vellones crudos y voy tiñendo y jugando con las tonalidades, hasta obtener el producto final, me gusta crear”, señala la microempresaria.

Una de las características que destaca Patricia de su emprendimiento es que no pierde de vista ninguna de las etapas de su creación. En efecto, tiene control de sus materias primas desde el origen. “Yo voy directo donde quienes tienen los animales. No tengo mezclas de lanas. Compro los vellones en bruto y los proceso hasta obtener el producto final. El vellón de alpaca lo compro de una proveedora directa del altiplano y el de oveja lo compro en el sur”, aclara.

Patricia Peña la fundadora de Sama Fieltro Tarapacá en el proceso de producción del fieltro

10 años de experiencia

Sama Fieltro, es un emprendimiento textil que completa ya una década de experiencia de su creadora en la producción de prendas como chales, ponchos, carteras y bufandas, todos con la misma materia prima: fieltro obtenido a partir de vellones de lana de oveja o alpaca, a los que le aplica tonalidades con tintes naturales, a partir del método ecoprint.

La técnica que comenzó a conocer hace diez años, la fue perfeccionando aprendiendo en cursos y talleres. Mientras la forma de vender también fue surgiendo de forma espontánea en sus inicios. “Cuando ya manejaba mejor la técnica, tuve contacto con una persona que vendía en su casa prendas que traía del extranjero. Le llevé los primeros 3 chal y los vendió al momento. Luego me pidió 15 más y me dio un mes para hacerlos, al entregarlos nuevamente los vendió muy rápido. Así empecé a vender y tomar más experiencia”, comenta Patricia Peña.

En el año 2017 con apoyo de fondos gubernamentales consiguió recursos y asesoría en la formalización de imagen corporativa y así fue creciendo. A eso se sumaron exposiciones en ferias y especialmente en los eventos de la Asociación “Mercadito Rústico”, lo que le permitió mayor exhibición de sus diseños textiles con exposiciones mensuales.

Moda Sustentable

Una de las características de sus creaciones es que las define como moda sustentable, “porque uso productos naturales, la lana de alpaca como la de oveja es 100% natural, térmica, cuesta que pase el agua, abriga en invierno y en verano da frescura. De la nada creo una prenda y eso será un producto durable por mucho tiempo”, explica Patricia en alusión a la contaminación que en contrario se genera a partir de la “fast fashion” que domina la industria de la moda actualmente, a partir de prendas fabricadas en serie, a bajo costo, con una vida útil muy reducida y que luego se transforman en basura textil.

Técnica ecoprint

A su aplicación de moda sustentable suma la técnica de teñido ecoprint, que se trata de impresiones de hojas de árboles u otros vegetales, los que se impregnan en tela de algodón, en seda o en el mismo vellón de alpaca y oveja. “Los tintes que da la naturaleza le da vida a las prendas y no desparecen ni destiñen nunca”, asegura la creadora.

Patricia explica que la fórmula de obtención de los tonos es a partir de la creación de la prenda en vellón, “como por ejemplo un chal, al terminarlo, se humedece la tela y luego lo dejo remojando en vinagre de un día para otro, posteriormente remojo las hojas de árboles en agua tibia, luego que se hidraten hago la unión y finalmente eso pasa por un proceso de vapor y se deja reposando por algunos días, para que siga impregnándose el tinte de las hojas en la tela”.

Pero no solo hojas de vegetales se utilizan para obtener colores. También se usan otros tipos de tinte como la cochinilla, “un insecto de planta que se aprovecha sin hacer daño porque se extrae el color cuando ya fallece, para sacar hasta nueve tonalidades de tintes”, comenta.

Otros elementos de la naturaleza que aprovecha para obtener colores son las hojas de paltos y el cuesco de la palta que es el que concentra más tinte, según señala Patricia. “Las hojas de eucalipto también las uso para sacar su color. De las hojas de Nogal saco otros tintes y de las semillas se obtienen también tonalidades”.

La cáscara de cebolla es otro vegetal del que obtiene sus tintes. “Ese me da tonos café y naranjos y algunos tonos de terracota. También la cebolla morada da tintes tipo terracota, va más hacia lo café y no a tonos morados como se podría pensar en esa variedad”, explica esta emprendedora que se entusiasma mencionando la gran variedad de productos naturales con los que obtiene sus elementos para llegar a las prendas finales.

En el caso de la cebolla, cuenta que las capas exteriores se dejan remojando de un día para otro “y terminado ese tiempo se dejan hirviendo hasta que bote el tinte, lo mismo con las hojas de choclo. Luego se modifican los colores con bicarbonato, vinagre, sal, incluso con alumbre, se pueden modificar los tonos de los tintes con mayor o menor intensidad, dependiendo del objetivo. Lo bueno es que no destiñe absolutamente nada, incluso si quisiera sacar el color, no puedo hacerlo, porque queda muy impregnado el tinte natural en las telas”.

Nueva vida a ropa usada

Otra técnica que está probando es la reutilización de poleras de algodón. “Cuando me invitan a alguna feria, tiño poleras y le doy nueva vida a una prenda ya utilizada. Ese reciclaje permite extender el uso de prendas básicas”.

Otra técnica que está comenzando a probar en materia de reciclaje textil son las aplicaciones de lana. “Estoy comprando ropa usada, especialmente chalecos, los desarmo y recupero lanas. Mi idea es volver a usar estos productos como aplicaciones a mis prendas con vellón. Estoy recién creando esas aplicaciones, porque cada diseño es diferente y al mismo tiempo ayudando al medio ambiente, reutilizando materias primas y mezclando con productos naturales dando vida y que se complemente con el vellón”, explica esta incansable creadora.

Dónde encontrarla

Antes de la pandemia Patricia contaba con un espacio de venta en una cafetería, donde podía mostrar los diseños, “pero con los extensos confinamientos eso se acabó, por lo que ahora vendo a través de mi página web o en ferias y exposiciones que organizan los servicios públicos que me invitan. Cada prenda es única y cuando hago feliz a una persona con esas prendas es mi mayor motivación”, concluye.

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