La Región de Magallanes se convierte en un laboratorio natural para frenar el cambio climático

Plantas de hidrógeno verde, sensores que detectan el calentamiento global, el proyecto del primer Centro Antártico Internacional (CAI) y unos ecosistemas y biodiversidad de interés mundial, son los ingredientes que hacen de la Región de Magallanes, un laboratorio natural sobre cambio climático.

Darwin, Magallanes o Elcano fueron algunos de los exploradores que se interesaron por la biodiversidad magallánica: cetáceos, pingüinos, pumas y un sinfín de vida microscópica componen el paisaje de esta región, sobre la que científicos de todo el mundo han puesto sus ojos.

Elie Poulin, investigador francés del Instituto Milenio de Biodiversidad de los Ecosistemas Antárticos, explica que el océano austral es el lugar “idóneo” para evaluar los efectos del cambio climático.

“Se trata de un ecosistema prístino, el único lugar del mundo sin estresores de la fauna y la flora como la contaminación, la sobreexplotación de suelo o el uso masivo de pesticidas” detalló.

La biodiversidad de Magallanes podría, incluso, servir para anticiparse al calentamiento global, según trata de demostrar una pionera investigación que estudia la única colonia de pingüinos rey del continente, ubicada en Tierra del Fuego, archipiélago al sur de Punta Arenas.

“Magallanes es un experimento geográfico extraordinario donde se juntan el océano Pacífico, el Atlántico y el mar del Sur, pero al mismo tiempo es un lugar muy frágil y susceptible al cambio climático”, señaló la prestigiosa bióloga Valeria Souza, académica de la Universidad Nacional Autónoma de México y líder del estudio.

Su equipo analiza los microbios que habitan entre las plumas de los pingüinos y otras especies animales.

“Estos microorganismos reaccionan antes que los animales a los cambios de temperatura y salinidad. De esta forma, nos avisan de las señales de alarma de cambio climático antes de que el resto los sintamos”, dijo.

“La puerta a la Antártida”

Punta Arenas funciona como el punto de conexión entre la parte más austral de Sudamérica y la Antártida, uno de los territorios mejor conservados del planeta.

Recientemente, fue elegida como la ubicación del primer Centro Internacional Antártico, que busca atraer a científicos del mundo que deseen disfrutar de las particularidades del continente blanco para analizar el cambio climático, explicó Marcelo Leppe, director del Instituto Antártico Chileno.

“Estudiar hoy en día este vasto territorio helado es primordial puesto que, por su influencia atmosférica y oceánica, juega un rol determinante en el clima del resto del planeta”, apuntó.

En paralelo, el continente helado será uno de los puntos clave del Observatorio de Cambio Climático (OCC), un proyecto pionero que pretende recoger y almacenar en una plataforma de libre acceso data sobre calentamiento global con cientos de sensores de norte a sur del país.

Sharon Robinson, especialista en la Antártida de la Universidad de Wollongong (Australia), expresó a Efe que la longitud de Chile (más de 8.000 kilómetros si se cuenta el continente helado), es “ideal” para analizar las variaciones del cambio climático.

“Se trata del observatorio que más rango latitudinal cubre del mundo y el mayor del hemisferio sur”, indicó.

Los vientos patagónicos, una fuente de energía

Los indomables vientos de la Patagonia chilena (sur) son un ingrediente más que orienta a la región a ser precursora en la lucha contra el cambio climático.

Con rachas de más de 90 kilómetros por hora, las corrientes de aire funcionan como un recurso idóneo para producir energía eólica e hidrógeno de forma sostenible, el denominado “hidrógeno verde”, que apunta a convertirse en la fuente energética del futuro.

Muy próximo a Punta Arenas, la empresa chilena Highly Innovative Fuels (HIF), con capital de la alemanas Siemens Energy y Porsche, está construyendo la mayor planta para fabricar combustible a base de hidrógeno verde de Latinoamérica, que tendrá como objetivo producir 130.000 litros anuales a partir de 2022.

Todas estas iniciativas fueron destacadas durante la firma de la “Declaración de Punta Arenas”, en la que el Gobierno junto con autoridades regionales, representantes de la academia e instituciones reafirmaron su compromiso de consolidar a Magallanes como un polo de ciencia y tecnología.

“Aquí tenemos todos los ingredientes para convertir a este país en productor líder de hidrógeno verde a nivel mundial y en un motor para frenar el cambio climático”, concluyó el ministro de Energía y Minería, Juan Carlos Jobet.

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