Conservando fauna nativa en medio del desierto más seco del mundo la Reserva Pampa del Tamarugal conmemora 34 años

Más de 100 mil hectáreas de tamarugo y algarrobo forman parte de esta importante área protegida por CONAF, ubicada en la Región de Tarapacá, que alberga además relevante patrimonio ambiental, cultural y científico, como el Salar de Llamara y los geoglifos de Pintados.

Conservar la mayor plantación nativa del país, ha sido el objetivo central de la Reserva Nacional Pampa del Tamarugal desde su integración al Sistema Nacional de Áreas Silvestres Protegidas del Estado (SNASPE), hace 34 años.

Administrada por CONAF, esta unidad hoy celebra un nuevo año desde su creación, la cual constituye un área de especial importancia en el contexto de conservación de recursos naturales en una de las zonas más áridas del mundo.

Con más de cien mil hectáreas de tamarugo y algarrobo, la reserva también aboga por la difusión y cuidado de la flora y fauna asociada, además del patrimonio cultural presente en este territorio.

Plan de Reforestación

Desde CONAF señalan que los tamarugos alguna vez formaron extensos bosques que dieron el nombre a esa zona de la región. Sin embargo, éstos fueron intensamente utilizados como fuente de combustible en faenas y campamentos durante la época de la explotación salitrera, hasta reducir considerablemente su población. No obstante, en los años sesenta se inició un plan de reforestación gracias a la iniciativa de un privado, que luego fue retomado por CORFO, quedando como resultado el patrimonio forestal más grande de la zona norte del país. 

Para conservar los bosques, a este sector se le otorgó categoría de protección oficial al ser declarado como reserva nacional el 18 de diciembre de 1987. Actualmente esta área silvestre protegida posee sitios de interés cultural y científico, tales como el Salar de Llamara y geoglifos de Pintados. Este último sitio de especial relevancia arqueológica e histórica, ha sido seleccionado por la Fundación Geoglifos de Tarapacá para comenzar a trabajar en el expediente de postulación ante UNESCO para obtener la declaración de Patrimonio Mundial de la Humanidad.

Para conmemorar su origen, la relevancia de su ecosistema y los vestigios culturales que alberga, en CONAF destacan el trabajo de conservación que realizan los profesionales y guardaparques, quienes entre las acciones que efectúan para mantener este patrimonio, destaca el constante monitoreo al bosque de tamarugo con patrullajes terrestres, drones y tecnología satelital, además del estudio de fauna nativa con cámaras trampa, entre otras actividades.

Juan Ignacio Boudon, director regional de CONAF, indicó que “los recursos naturales y culturales que resguarda esta área silvestre presenta grandes desafíos. No obstante, gracias al trabajo de nuestro equipo, hemos logrado conservar este patrimonio con un enfoque de sustentabilidad y cooperación de la comunidad. Además, este año hemos logrado reconocimientos para el Museo de Sitio de Geoglifos de Pintados al ingresar al Registro de Museos de Chile, además de la construcción y próxima apertura de un Centro de Educación Ambiental en el Salar de Llamara, entre otros hitos que contribuyen a su preservación”.

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