Andrea Valverde y su apuesta por una joyería sostenible a partir de plata reciclada y materiales de descarte

Su flechazo con la orfebrería comenzó mientras estudiaba diseño en la Universidad Católica de Temuco, ahí apareció como una asignatura más, pero de inmediato le llamó la atención este oficio, al que le dio un giro ambiental y hoy la tienen de lleno dedicándose a la fabricación de joyas sostenibles, usando materiales como acrílico, plástico y corcho de desecho, los que aplica a sus diseños en plata reciclada, su principal insumo mineral.

Andrea Valverde y su Joyería Sostenible en una de las exposiciones organizadas por Mercadito Rústico

Andrea Valverde es diseñadora de productos de profesión y orfebre de oficio. Ella define su trabajo como una “joyería sostenible”.

“Cuando me refiero a sostenibilidad, hablo más bien, de un camino. De hecho trato de apoyar la marca con la frase “hacia una joyería sostenible” ya que es el camino ético y ambiental que he escogido para avanzar. No solo me preocupo de que mi oficio tome el camino de la sostenibilidad, sino que también en mi estilo de vida trato de impactar lo menos posible al medioambiente, en mis decisiones de compra, en cómo gestiono mis residuos, en otros emprendimientos socioambientales que tengo, entre otras cosas”, señala esta profesional del diseño, que dio un giro ambiental a su carrera, cuando cayó en la cuenta que gran parte de lo que se diseña es pensado para tener una vida útil muy corta y con ello transformarse rápidamente en desecho. De ahí que su mirada cambió a una más sustentable en todos los ámbitos.

“Pero funcionar sosteniblemente es más que eso, tiene que ver con participar en la economía de manera ética, sin perjudicar el medio ambiente y mejorando siempre la forma de trabajar y el producto”, señala enfática.

Plata reciclada

En ese camino de la sostenibilidad en sus productos Andrea Valverde nos comenta que utiliza plata reciclada para la elaboración de sus joyas.

“Al principio compraba el metal plata a proveedores en Santiago, pero nunca supe de dónde y cómo la obtenían. Ahora, compro metal a un laboratorio que recicla objetos de plata, lo refinan y la vuelven a poner en el mercado para ser utilizada en joyería. Esto siempre se ha hecho, por conveniencia económica. Pero del punto de vista ecológico, es beneficio social y ambiental ya que evita la extracción del recurso de su medio natural.
Esto me permite también recibir joyas de plata de clientes que ya no las usan y hacer una equivalencia en dinero para descuento o compra del metal”, explica Andrea respecto de su modelo de negocio.

Aplicaciones en plata es parte del estilo de las colecciones que diseña

Materiales alternativos y reciclados

Pero también aplica otros materiales alternativos a la joyería tradicional. “Uso acrílico, corcho, plástico fundido, entre otros. El acrílico es de descarte. Lo rescato en una tienda proveedora de acrílico dimensionado que le quedan despuntes y venden esos retazos. O los consigo de letreros desechados. El plástico es reutilizado de envoltorios o bolsas plásticas y también de envases de plástico rígido”.

A partir de su inclusión en el gremio de emprendedores Mercadito Rústico, pudo concretar otra alianza para la obtención de corcho, que se suma a sus insumos reutilizables.

“El corcho lo obtengo de una marca de vinos local que aplica la economía circular con todos los productos involucrados en su proceso, se trata de Vino del Desierto”, quienes le entregan este insumo que aplica a sus joyas, con resultados sorprendentes.

Inspiración y diseños

Para crear sus colecciones de joyas Andrea desarrolla un permanente proceso creativo. “Siempre parto con las características y posibilidades que da el material para ser trabajado. Luego escojo un tema con un concepto, el que analizo para representar en formas que luego materializo con plata y el material alternativo escogido.
En otras líneas soy muy gráfica y represento de manera más fiel las figuras”, explica Andrea, quien recuerda además que si bien casi todos los diseños son propios, trata de estandarizar diseños y los procesos, para aumentar el stock, “ya que los diseños publicados, son solicitados repetidas veces”, comenta.

Asimismo, recuerda un anhelo que pretende cumplir a corto plazo. “Espero pronto poder delegar algunas tareas, para incluir a alguien interesado que quiera trabajar conmigo en el taller”.

Uno de los tantos diseños en los que aplica acrílico en plata reciclada

Sus inicios

“Aprendí orfebrería en mi carrera de diseño el año 2000, como una asignatura más, pero encontré tan interesante este oficio, por el manejo de los metales, y las herramientas específicas que se utilizaban que me gustó y traté de seguir haciendo cosas, pero en ese momento no tenía todas las máquinas y herramientas necesarias”, comenta Andrea.

Su gusto por la orfebrería la llevó a realizar su tesis de grado sobre una pieza de joyas y llevó más allá este interés, realizando su práctica profesional en una joyería en Temuco. “Con las redes que logré hacer, me prestaban taller y pude fabricar mis propios diseños. Hasta que se me fue haciendo más difícil conseguir y tuve que dejar de hacer joyas” explica Andrea.

Reflexión ambientalista

Luego de varios años y después de haber pasado un proceso de reflexiones y cambios orientados al estilo de vida ambientalista, Andrea nos cuenta que entendió que la disciplina del Diseño tenía gran responsabilidad en la contaminación del mundo debido a los desechos que se generaban de productos que fueron inventados para tener corta vida útil.

“Por eso investigué sobre algunos materiales que me sirvieran para hacer mis propios productos y llegué a fabricar bolsos y accesorios con plástico de bolsas”, explica esta emprendedora que antes de volver a la fabricación de joyas tomó polietileno de alta y baja densidad (PEAD y PEBD) para reutilizarlo en la confección de sus bolsos y accesorios, pero la experiencia le jugó en contra.

“Como era joven en el mundo del emprendimiento, no supe sostenerlo, y me dediqué a la educación ambiental a través del diseño en Temuco”, recuerda.

Varios años más tarde, el 2017, se trasladó a Antofagasta y fue ahí donde retomó el diseño de joyas, solo que ahora con el propósito de generar conciencia a través de los productos, aplicando plásticos a las joyas de plata, en este caso acrílicos, material que combina y funciona muy bien en las joyas.

Mercadito Rústico

Desde que instaló su taller en Iquique, el año pasado, Andrea señala que a partir de ahí se fueron abriendo nuevas puertas para ella, “sobre todo desde que entré al gremio de emprendedores Mercadito Rústico”.

En efecto, esta asociación gremial de emprendedores que reúne al menos 30 pymes locales, concentra emprendimientos especialmente de productos enfocados en la  producción conscientes y ambientalmente sostenibles.  Y en el periodo pre pandemia realizaban permanentemente exposiciones, eventos y talleres, entre otras acciones donde fomentan el reciclaje, tanto entre los propios asociados, como entre sus clientes.

Antofagasta

Pero su trabajo no solo se remite a su taller en Iquique, también aporta con sus conocimientos a tres emprendedoras de Antofagasta.

“Para una fabrico herrajes o fornituras, que son las piezas de metal que se usan para hacer las joyas, como ganchos, tuercas, vástagos o broches, entre otros elementos similares. Para las otras dos realizo un trabajo en conjunto en el que diseñan sus propias colecciones y yo las fabrico y les ayudo en los detalles técnicos. Me contactaron porque conocieron mi trabajo en Antofagasta y confiaron en que podía materializar sus ideas con la calidad que buscaban”, cuenta orgullosa.

Para quienes estén interesados en los diseños de Andrea Valverde, pueden encontrarla en sus redes sociales- Facebook: AValverdeJoyas e Instagram: avalverde_joyas

Comparte esta noticia