A diez días de su inicio la cita ambiental más relevante del mundo se desarrollará con ausencias de importantes líderes
La Conferencia de la ONU sobre el Cambio Climático (COP26) que se celebrará en Glasgow a partir del próximo 1 de noviembre plantea la paradoja de ser un encuentro esperado para reactivar la cooperación internacional en materia medioambiental pero con la ausencia de grandes líderes mundiales.
La cumbre anterior, la COP25, pudo ser salvada a última hora gracias a la buena disposición del Gobierno de España que la organizó físicamente en un tiempo récord en Madrid en diciembre de 2019 tras las dificultades para su concreción que se generaron en Chile producto del estallido social. Aunque las autoridades chilenas participaron también finalmente en la estructura y desarrollo de la misma, no tuvo los resultados esperados en cuanto a compromisos ambientales.
Después llegó el coronavirus y, con él, los confinamientos, las restricciones y la suspensión de numerosas citas internacionales incluyendo la de la ciudad escocesa a orillas del río Clyde que en un principio debería haberse desarrollado a finales de 2020.
Esperanzas ambientales
La convocatoria formal para reunirse presencialmente en Glasgow dentro de unos días ha despertado grandes esperanzas de retomar las negociaciones ambientales que durante el último año han funcionado a medias por los imperativos de la crisis sanitaria y también de la económica.
Sin embargo, a medida que se aproxima la fecha de inauguración se van sucediendo las renuncias de los principales dirigentes internacionales a participar presencialmente en ella, limitándose a alguna aparición a través de videoconferencia.
Ni Putin, ni Xi Jinping, ni el Papa
Este miércoles por ejemplo, el Kremlin informó que el presidente de Rusia, Vladímir Putin, no asistirá en persona a la COP26, como tampoco lo hará a la cumbre del G20 prevista a finales de mes en Roma, sino que intervendrá en ambos actos por vía telemática.
Y ello a pesar de que hace unos días, el propio Putin indicó que es “plenamente consciente” de los desafíos ambientales, incluyendo el hecho de que Rusia es el cuarto emisor de gases de efecto invernadero del planeta y no prevé alcanzar la neutralidad climática hasta 2060.
Otro tanto sucede con el país más poblado del mundo, y el más contaminante: China, cuyo presidente Xi Jinping ya confirmó que no viajará y que en su lugar lo hará su enviado especial, Xie Zenhua, al frente de su delegación, aunque también anunció que participará con una videoconferencia.
Aún no se sabe que sucederá con la India, especialmente poblada -chinos e indios suponen cerca de un tercio de la población mundial, hoy por hoy- y con importantes problemas ambientales, porque su primer ministro, Narendra Modi, no ha confirmado todavía si se desplazará a la ciudad escocesa.
Una ausencia especialmente destacada será la del Papa Francisco, a pesar de que dedicó toda una encíclica (Laudato si’, publicada en mayo 2015, apenas unos meses antes de la COP21) a la “cuestión moral” y del “bien común” que supone el desafío del cambio climático y el desarrollo sostenible: en su lugar viajará previsiblemente el cardenal secretario de estado Vaticano Pietro Parolin.
Otras ausencias notables ya confirmadas son las del presidente iraní Ebrahim Raisi, el brasileño Jair Bolsonaro, el mexicano Andrés Manuel López Obrador o el surafricano Cyril Ramaphosa.
Los que sí han dicho que irán
Sí han anunciado su asistencia la presidenta de la Comisión Europea Úrsula von der Leyen, varios primeros ministros y presidentes de la UE, la reina Isabel II de Inglaterra, el presidente colombiano Iván Duque, el argentino Alberto Fernández, el israelí Naftali Bennett y el turco Tayyip Erdogan, entre otros.
Aunque quizá las mayores expectativas las ha generado el presidente norteamericano Joe Biden, que abrazó el ecologismo como una de sus principales banderas políticas al tomar posesión de su cargo, anunciando que devolvería oficialmente a los EEUU al Acuerdo de París, del que lo sacó su predecesor Donald Trump.
En realidad, la ausencia de dirigentes de primera línea no es una gran novedad, ya que desde la COP21, cuando se llegó al Acuerdo de París con presencia de numerosos jefes de Estado y de Gobierno, éstos han preferido limitar su asistencia a la cita internacional más importante con el medioambiente.