Octubre 21, 2024

Si la sobrepesca no se detiene los tiburones podrían desaparecer de los océanos a mediados de siglo

Oceanóloga y fotógrafo filman especies de tiburones para concientizar sobre la urgencia de protegerlos y evitar su desaparición, debido al equilibrio que le dan a los ecosistemas, al estar en la cima de la cadena trófica

Filmar especies como el mako (marrajo) o el tiburón azul (tintorera) sin medidas especiales de protección permite a la oceanóloga Gádor Muntaner y al fotógrafo Rafael Fernández concientizar para proteger a unos animales que podrían desaparecer de los océanos a mediados de siglo si no se detiene la sobrepesca.

Un tiburón vivo “equilibra los ecosistemas al estar en la cima de la cadena trófica”, un servicio de “incalculable valor “ que no solo es el único, ya que “económicamente, un ejemplar sano y en libertad genera grandes beneficios para el ecoturismo” en las zonas que tienen la suerte de contar con poblaciones estables de escualos, explica Muntaner en entrevista a la Agencia de Noticias Efeverde.

A pesar de su importante rol en los océanos, según Greenpeace, sólo las flotas pesqueras española y portuguesa capturan hasta 25.000 marrajos cada año debido a la falta de protección en aguas internacionales, que anualmente provoca la muerte de unos 100 millones de tiburones en todo el mundo.

El tiburón mako

El Marrajo o Mako (Isurus Oxyrinchus) es el tiburón más veloz del planeta, “capaz de alcanzar los 120 kilómetros por hora”, aunque también “es una de las especies de tiburón que más rápido avanza hacia su extinción”, advierte Muntaner.

“Aunque se dejase de pescar ahora, la población de marrajo seguiría descendiendo hasta 2035 y habría tan solo un 53 % de probabilidades de que se recuperara en 2045”,  por lo que esta especialista considera fundamental “prohibir su retención en los buques para desincentivar su captura y establecer medidas para minimizar su pesca accidental”.

Aleteo

La razón que motiva la caza de tiburones es el aleteo, que consiste en “cortarles las aletas”, de gran valor económico en el mercado asiático, algo que genera “rechazo” en Europa, aunque “en España siempre se ha comido cazón (tintorera)“, dada la abundancia de estos animales en el pasado, que “nada tiene que ver con la situación actual”, recuerda Muntaner.

La normativa contra el aleteo de la Unión Europea “no impide cortar las aletas a bordo y desembarcar los cuerpos y las aletas en puertos distintos”, un vacío legal que “dificulta comprobar si las aletas descargadas en un sitio, corresponden a los cuerpos desembarcados en otro”, explica el campeón mundial de fotografía submarina Rafael Fernández.

Ambos expertos coinciden en que “esta es la razón por la cual España es una de las principales potencias en exportación de aletas de tiburón“, cuya población “está en caída libre.”

La empresa de ecoturismo Mako Pako, especializada en salidas para avistar y nadar con tiburones en el País Vasco, ha colaborado con Muntaner y Fernández para, literalmente, “acercar a la gente estos incomprendidos y amenazados animales” con el objetivo de “cambiar el concepto erróneo que se tiene de ellos”.

Tiburones en el Cantábrico

El Cantábrico “es un mar de color verdoso, enturbiado por el fuerte oleaje y por los afloramientos de nutrientes” que emergen del fondo, unas condiciones que, en principio, “no favorecen el avistamiento de especies como el veloz tiburón mako”, explica Fernández.

De hecho, “cuándo mostramos las imágenes, la gente no se podía creer que los hubiéramos grabado en España”, señala Muntaner, que junto a Fernández forma el tándem que ha filmado recientemente y a muy poca distancia varios tiburones azules y un tiburón Marrajo en aguas españolas.

Además de sorprenderse por tan insólito encuentro, la oceanóloga explica que “la gente suele estar convencida de que los tiburones son animales muy peligrosos junto a los que no se puede nadar sin resultar herido”.

“Las personas que no han visto nunca un tiburón tienen una imagen distorsionada de su comportamiento”, asegura Fernández, ya que “cuando nadas junto a ellos la sensación es totalmente distinta”.

“Teniéndolos a escasos centímetros, no sentimos miedo en absoluto”, sino “paz y admiración por unos incomprendidos animales”, que “valen mucho más vivos”, asegura Muntaner.

En un esfuerzo para revertir su declive, la iniciativa StopFinning lucha por la prohibición del comercio de aletas de tiburón en la Unión Europea, objetivo para el que necesitan recoger un millón de firmas en un año.

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