El Parlamento de Nueva Zelanda declaró en diciembre de 2020 la emergencia climática y se comprometió a implementar uno de los planes más ambiciosos del mundo en reducción de emisiones
Prensa Latina. El gobierno de Nueva Zelanda anunció hoy un amplio plan de medidas para descarbonizar el país y combatir el cambio climático que afecta a sectores como la industria, el transporte, la agricultura y la generación eléctrica.
“Este es un día histórico en nuestra transición hacia un futuro con bajas emisiones (…) No podemos dejar el problema del cambio climático hasta que sea demasiado tarde para solucionarlo», apuntó en un comunicado la primera ministra, Jacinda Ardern.
Las medidas forman parte de un plan de mil 820 millones de dólares destinado a implementar políticas para reducir las emisiones contaminantes en la nación oceánica durante los próximos cuatro años, especialmente en el sector del transporte.
«Las emisiones de nuestros sectores energético e industrial representan el 27 por ciento de nuestras emisiones totales y por eso nos comprometemos a ampliar de forma significativa el Fondo de Inversión Gubernamental para la Descarbonización de la Industria», recalcó la ministra neozelandesa de Energía y Recursos, Megan Woods.
Como parte de este plan, se pondrá en marcha un sistema de préstamos para que las familias de bajos ingresos adquieran vehículos eléctricos o híbridos de bajas emisiones a partir del próximo año, además de mejorar el acceso al transporte público.
El Ejecutivo de Wellington pretende alcanzar las emisiones neutras para el 2050 y procura que para el 2035 el 30 por ciento de su flota de coches ligeros y todo el transporte público no emita gases contaminantes.
Por su parte, el sector de la agricultura impulsará el desarrollo tecnológico para la reducción de las emisiones contaminantes, y ayudará al forestal en programas para la captura de carbono y el uso de la biomasa como alternativa al carbón.
Mientras, la rama energética desarrollará estrategias para la descarbonización en la generación eléctrica.
El Parlamento de Nueva Zelanda declaró en diciembre de 2020 la emergencia climática y se comprometió a implementar uno de los planes más ambiciosos del mundo en reducción de emisiones con el objetivo de que la temperatura global no aumente más de 1,5 grados.