Mueblería Ecológica “Aliküm” dando nueva vida a madera abandonada

La lucha contra el cambio climático, la revalorización de los productos hechos a mano y la posibilidad de generar recursos para apoyar a sus padres, son las principales motivaciones de esta pareja de jóvenes para dar vida a su emprendimiento ecológico.

Tienen 20 y 21 años, son jóvenes, comprometidos con el medio ambiente, preocupados de los efectos que generan los desechos de madera y están convencidos que la educación ambiental es clave para evitar que el cambio climático siga avanzando.

Ellos son Paulina Pino y Paulo Araya, dos jóvenes estudiantes de tercer año de ingeniería comercial, que dieron vida a la Mueblería Ecológica, Aliküm, que significa “Árbol que vuelve a la vida”. A pesar de decaer, de una que otra lágrima, estos universitarios han perseverado en su emprendimiento que hoy se alza como uno de los más exitosos en su línea, producto de la belleza de sus productos.

“Queremos darle una mirada distinta a este emprendimiento verde, quiero también que nosotros trabajemos para cuidar a nuestros papás”, nos cuenta Paulina, una iquiqueña, descendiente aymara, que se unió a Paulo, quien tiene ancestros mapuches, para avanzar en este desafiante emprendimiento, en medio de la pandemia y mientras continúan sus estudios.

Paulina nos cuenta que la empresa nació en el año 2019, pero que al igual, que muchas empresas, durante la pandemia tuvieron una disminución significativa en sus ventas, por lo que decidieron detenerse, sin dejar de trabajar en propuestas de muebles y otros utensilios para tenerlos como stock.

Así, llegamos al momento actual, que les ha permitido recuperarse, ampliar el equipo de trabajo y fortalecer el emprendimiento que difunden a través de las redes sociales, su principal medio de venta.

Nace un proyecto

La iniciativa, cuenta Paulina, surgió tras ver en distintas zonas de la ciudad, incluso en improvisados vertederos, cómo se dejaban abandonados pallets y madera en general, provocando un daño irrecuperable al medio ambiente.

“Nos llevamos los pallets, los sanitizamos, los limpiamos y hacemos el proceso de lijar. Luego empezamos a generar la idea de qué hacer con ellos. Primero partimos con las terrazas, después surgieron las cavas, las repisas, las tablas y llegamos a un punto -que es el que nos encontramos hoy- que comenzaron a surgir los pedidos. Como en paralelo estudiamos, contratamos más personas que nos ayuden. Hoy somos 5”, cuenta orgullosa.

Reconoce esta joven emprendedora que el inicio no fue fácil. Las terrazas implicaban hacer los cojines, por ejemplo, y ella luchaba cada día hasta las lágrimas, para confeccionarlos, y que quedaran perfectos.

“A la gente en general le gusta mucho lo rústico. Aquello que sea un aporte a la belleza de una terraza o un espacio, pero que al mismo tiempo sea amigable con el medio ambiente. Vamos buscando ideas para desarrollar, pero también si una persona quiere algo específico, podemos desarrollarlo. Lo importante es que le estamos dando una nueva vida a la madera que antes estaba abandonada en las calles”, afirmó Paulina.

Todos los productos que elaboran son 100% reciclados y reciclables, utilizando para ello la madera de pallets, neumáticos y residuos textiles, que dan una perfecta combinación entre armonía y sencillez y aplicando el concepto exacto de economía circular.

Juegues Ecológicos

Pero el emprendimiento verde ha seguido creciendo. Empezaron a combinar educación -con el apoyo de especialistas- más el reciclaje, el cuidado del medio ambiente, la tecnología y el cómo generar conciencia en los niños.

Así surgieron los juguetes. “Siempre quedan retazos en los muebles que realizamos. Esos pequeños pedazos de madera fueron el punto de partida para construir juguetes ecológicos, ahora los estamos trabajando con un Código QR para que, por ejemplo, los dinosaurios, se pueden ver en realidad aumentada y conocer sus principales características”, afirma Paulina

Han aplicado los conceptos entregados por educadoras, mejorando la confección de los juguetes, como por ejemplo, suavizando sus puntas, o generando un producto que no genere daño en los niños.

De hecho, entre los proyectos futuros, está el trabajo con la Escuela Monserrat de Iquique, donde se están aplicando una serie de conceptos, aunando reciclaje y tecnología.

Y cuando le preguntamos cuál es su principal motivación, nos cuenta “la sensibilidad de la educación y el medio ambiente. En general la gente recicla poco, a muchos no le importa lo que está pasando en el entorno. Y eso es fundamental para cuidar el planeta”, afirma.

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