Los microplásticos en océanos ponen en riesgo su capacidad de absorber dióxido de carbono

La presencia cada vez más masiva de microplásticos en los océanos está generando una crisis ambiental silenciosa que obliga a buscar fórmulas para disminuir su utilización. En Chile ya existen alternativas para reemplazar los plásticos de un solo uso, especialmente para reducir la circulación de botellas de este material desechable en el consumo de agua.
Un equipo internacional de científicos logró, por primera vez, mapear la distribución vertical de los microplásticos en los océanos del mundo, revelando una amenaza silenciosa y creciente que compromete los ecosistemas marinos y el equilibrio climático global. El estudio, liderado por la Universidad Atlántica de Florida, analizó datos recolectados entre 2014 y 2024 en 1.885 estaciones de monitoreo distribuidas por todo el planeta.
Los resultados son alarmantes: las partículas más pequeñas —de entre 1 y 100 micrómetros— alcanzan mayores profundidades y se dispersan de forma uniforme a lo largo de toda la columna de agua. En cambio, los fragmentos más grandes —de hasta 5 milímetros— tienden a concentrarse en los primeros 100 metros, sobre todo en los giros oceánicos, grandes remolinos que atrapan residuos flotantes.
Este nuevo mapa no sólo visibiliza la presencia de plástico más allá de la superficie, sino que confirma que los microplásticos están profundamente incrustados en el océano global, interfiriendo con procesos naturales clave como la regulación del clima.
“El océano absorbe cerca del 50 % del CO₂ generado por la actividad humana. Si ese sistema está siendo alterado por la presencia masiva de microplásticos, las implicancias para el cambio climático podrían ser mucho mayores de lo que imaginamos”, advierte Claudio Brinkmann, cofundador y CEO de Maihue, empresa chilena que desarrolla soluciones sostenibles para el consumo de agua.
La magnitud del problema es inmensa: a nivel global, la producción de plásticos supera las 430 millones de toneladas anuales, y América Latina contribuye con aproximadamente el 20%.
Realidad chilena
En Chile, la acumulación alcanza las 25.000 toneladas por año, posicionando al país como líder en acumulación per cápita de plástico en la región. “Uno de los mayores desafíos es el manejo de botellas plásticas. Representan cerca del 40% del peso total de los residuos generados a nivel mundial, pero solo el 8,5 % se recicla. El resto termina en vertederos o en el mar. Se estima que cada minuto, un camión lleno de plástico es vertido en los océanos”, agrega Brinkmann.
La situación es aún más grave si se considera que las botellas plásticas desechadas al mar son una de las principales fuentes de microplásticos. Un estudio reciente de la Universidad Católica de Valparaíso reveló que estos materiales están presentes en la bahía chilena desde hace más de 100 años, con un aumento acelerado desde los años 40. “Este tipo de contaminación daña gravemente la flora y la fauna marina, y ya no se trata solo de residuos visibles: lo más peligroso es lo que no podemos ver”, explica el experto.
En respuesta a esta crisis, en Maihue, avanzan en la introducción en el mercado chileno de un sistema para acceder a agua catalogada como premium, directamente desde la red de agua potable de los hogares, transformándose en una alternativa más sustentable y saludable. A la fecha cuentan con más de 250.000 usuarios a nivel nacional, evitando la circulación de botellas plásticas de un solo uso todos los días.
Esta empresa B certificada, logró el último año evitar la circulación de 60 millones de botellas plásticas con su modelo, recibiendo el premio Impacto Latam, por su contribución a la sostenibilidad.
“El mayor riesgo ambiental es pensar que otro vendrá a salvar el planeta. Hoy sabemos que un 80% del costo de una botella de agua embotellada corresponde al plástico y a su transporte. Necesitamos dejar atrás esa lógica y adoptar soluciones innovadoras que reduzcan la huella plástica y hagan más eficiente el acceso a este recurso vital”, concluye Brinkmann.