Guterres ve “grandes cotas” de resistencia y heroísmo frente a la “carnicería climática” de Pakistán

El titular de la ONU reiteró la necesidad de que la comunidad internacional aporte “un apoyo financiero inmenso y urgente para Pakistán”, un país devastado por las inundaciones. La magnitud de la destrucción que presenció en la nación asiática deja a António Guterres sin palabras.

El Secretario General aterrizó en la provincia de Sindh antes de sobrevolar algunas de las zonas más afectadas de camino a Baluchistán, donde se reunió con residentes locales, algunos de los cuales se vieron directamente afectados por las inundaciones.

Tras presenciar en directo el resultado de las catastróficas riadas que están asolando a Pakistán desde mediados de junio, António Guterres afirmó que el resultado de declarar la a guerra la naturaleza es que el medio ambiente te puede devolver el golpe “con consecuencias devastadoras”.

Durante el segundo día de su visita en solidaridad con la nación asiática, el Secretario General destacó que el cambio climático está potenciando la destrucción de nuestro planeta y mostró su asombro por el tamaño de las extensiones anegadas.

Sin palabras ante la tragedia

“He visto muchas catástrofes humanitarias en el mundo, pero nunca había visto una “carnicería” climática de esta magnitud. Simplemente no tengo palabras para describir lo que he visto hoy: una zona inundada que es tres veces la superficie total de mi propio país, Portugal”, afirmó ante los periodistas al concluir sus visitas sobre el terreno.

Si bien se sintió impresionado por la “profundidad incuantificable del sufrimiento humano” que había presenciado, subrayó que también había visto “grandes cotas de resistencia y heroísmo humano, desde los trabajadores (que entregan ayuda) de  emergencia hasta la gente corriente que ayuda a sus vecinos”.

Guterres destacó que más allá de que un tercio del país esté sumergido bajo el agua, de las más de 1300 vidas perdidas, de las decenas de millones personas que se quedaron sin hogar y del ganado y las cosechas arrasadas, todavía “se esconden niveles incuantificables de sufrimiento humano”.

El titular de la ONU viajó en avión desde Islamabad a la localidad de Sukkur, en la provincia de Sindh, acompañado por el primer ministro, Shehbaz Sharif, y el ministro de Asuntos Exteriores, Bilawal Bhutto Zardari. Su visita terminó esta tarde en la ciudad de Karachi, donde ofreció una conferencia de prensa junto a Bhutto Zardar en el aeropuerto.

Hablando a pie de pista y flanqueado por un cargamento de ayuda recién llegado, el Secretario General rindió homenaje a los enormes esfuerzos de respuesta de las autoridades pakistaníes, tanto civiles y militares como nacionales y regionales.

También quiso agradecer “a la sociedad civil, a las organizaciones humanitarias y a mis colegas de la ONU que se han apresurado a acudir. También quiero aprovechar para dar las gracias a todos los donantes que han empezado a apoyar a Pakistán en este terrible momento”.

Ante la magnitud del desastre y las enormes necesidades que sufre el país asiático pidió un apoyo financiero inmenso y urgente para Pakistán. “Y esto no es sólo una cuestión de solidaridad o de generosidad. Es una cuestión de justicia. Pakistán está pagando el precio de algo que fue creado por otros”.

Desplazados e indigentes

Las escenas de tierras sumergidas eran claramente visibles desde el avión que transportaba a los funcionarios de la ONU y de Pakistán mientras sobrevolaba las zonas del sur del país.

Además de presenciar los daños de primera mano, el Secretario General también se reunió con funcionarios locales, residentes que se quedaron sin hogar y con los “desinteresados” habitantes que se apresuraron a ayudar a sus vecinos cuando las aguas empezaron a subir.

En el aeropuerto de Sukkur, el primer ministro de la provincia de Sindh, Murad Ali Shah, describió la magnitud del desastre. “Se han visto afectadas todas las zonas rurales a ambos lados del río Indo “, dijo. “Sabemos que han muerto casi 600 personas, que hay menos de 10.000 heridos y una estimación aproximada de 12 millones de personas afectadas”.

Añadió que en estos momentos el principal objetivo son los equipos de socorro, entre ellos el suministro de tiendas de campaña para refugiarse, así como de mosquiteras para ayudar a los desplazados.

La zona de Sukkur se vio gravemente afectada por las inundaciones de 2010 y 2011, y de nuevo se encuentra entre las zonas más afectadas.

Las escenas de devastación también fueron intensas en el trayecto desde el aeropuerto de Sukkur hasta la siguiente parada en Usta Muhammad, en la provincia de Baluchistán.

En Usta Muhammed, el Secretario General, el primer ministro y el ministro de Asuntos Exteriores escucharon los desgarradores relatos de los desplazados. Uno de ellos fue el de un hombre que vivía en las afueras de la ciudad y lo perdió todo en las inundaciones.

La siguiente parada fue en Mohenjo-Daro, otra zona afectada por las inundaciones. De camino a su abarrotado asentamiento, se podían ver tiendas de campaña levantadas en los terraplenes, ya que la gente desesperada trata de evitar la amenaza de la subida del agua.

Guterres interactuó con familias y mujeres que le dijeron que lo habían perdido todo. Su mensaje para ellos fue: “Estoy aquí para pedir al mundo entero que preste un apoyo masivo a Pakistán”.

El Secretario General y Bhutto Zardari, visitaron también un hospital cercano, donde se reunieron con el personal sanitario así como con ciudadanos que se habían apresurado a ayudar a las comunidades afectadas.

Visita a un yacimiento antiguo

Tras su visita al hospital se dirigieron a Mohenjo Daro, un sitio declarado Patrimonio Mundial de la UNESCO que también resultó afectado por las inundaciones.

Las ruinas arqueológicas de Mohenjo-Daro se remontan al tercer milenio antes de Cristo y representan el asentamiento urbano mejor conservado del sur de Asia, según la UNESCO.

Los países ricos tienen la “responsabilidad moral” de ayudar a las naciones en desarrollo

De vuelta a Karachi, Guterres recordó que los fenómenos meteorológicos extremos contienen “las huellas de la actividad humana”, en concreto de la quema de combustibles fósiles que calientan nuestro planeta.

“Los países del G20 son responsables del 80% de las emisiones actuales -el 1%, el 80%- y las economías desarrolladas son responsables de la gran mayoría de los gases de efecto invernadero a lo largo de la historia”, destacó.

Por ello, indicó que los países más ricos tienen “la responsabilidad moral” de ayudar a las naciones en desarrollo como Pakistán “a recuperarse de catástrofes como estas, y a adaptarse, a crear resiliencia a los impactos climáticos que, por desgracia, se repetirán en el futuro”.

Guterres puso cifras a este apoyo e indicó que “al menos la mitad de la ayuda destinada a la adaptación y a la resiliencia climática” debe asignarse a países como Pakistán para que sus ciudadanos, su economía y su riqueza queden protegidos frente a las próximas inundaciones.

“A medida que nuestro planeta siga calentándose, todos los países sufrirán cada vez más pérdidas y daños derivados del clima que superarán su capacidad de adaptación. Hoy, es Pakistán. Mañana, podría ser tu país, vivas donde vivas”, vaticinó.

 

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