Ar Té: Reutilizando vidrio con sentido y descubriendo nuevos sabores en el Tamarugal

“Todos merecemos una segunda oportunidad, ¿por qué el vidrio no la tendría?”. Esta es la historia de un emprendimiento que surgió en el Oasis de Pica y que hoy está presente en las regiones más alejadas de Tarapacá, gracias a una mente creativa que imagina distintas formas y colores que a más de 700 grados, busca nuevos productos… dando vida a utensilios de vidrio reutilizado, para embellecer y dar elegancia a cenas, almuerzos y la hora del té.

Tomar conciencia sobre el daño que generaba el vidrio que se eliminaba en la basura tradicional, fue el primer paso de Verónica San Martín para comenzar a incursionar en el mundo del reciclaje de vidrio.

Primero empezó a experimentar y jugar con la imaginación, como ella misma reconoce, hasta que poco a poco fue conociendo más y el reciclaje de vidrio comenzó a crecer en forma exponencial, hasta convertirse en “Ar Té”, un emprendimiento que hoy utiliza como materia prima las botellas muchas veces desechadas por las personas en forma inconsciente -incluso en pleno desierto- para dar vida a tablas, cuadros, porta cucharas y decenas de fuentes, entre una variedad de productos.

“Comenzar a reciclar vidrio fue empezar a experimentar. Hice talleres, cursos e investigué, siempre pensando en la enorme cantidad de vidrio que estaba dando vuelta por distintos puntos de la región y que era potencial materia prima”, aseguró Verónica.

Verónica San Martín, fundadora y creadora Ar Té.

Así, fueron naciendo nuevas formas del vidrio, nuevos productos, bandejas, fuentes, lámparas y comenzó la reutilización. “Todos merecemos una segunda oportunidad, ¿por qué el vidrio no la tendría?, creo que es importante que apliquemos los conceptos de economía circular, de reciclar, de reutilizar”, afirmó.

Nuevas formas, nuevos productos

A medida que avanzaba en la idea de reciclar, las botellas fueron cambiando de forma, creando nuevos productos, con una línea más artística, los nuevos productos se orientaron a elementos de cocina, tablas de picar, para picoteo y adornos para terrazas y quinchos.

Verónica nos cuenta su experiencia: “El reciclaje comienza y no se sabe cómo termina y de eso me siento tremendamente orgullosa. Partimos con la recolección, decidimos qué se utilizará. Un lavado profundo y luego se van a un horno que alcanza una temperatura de más de 700 grados, lo que permite que el vidrio se ponga elástico para que tome la forma que uno quiere”.

Esa es una forma de reciclar para “Ar Té”, pero hay otra, que también da vida a hermosas piezas. Comienza moliendo el vidrio y luego se pone en el horno, se arma una placa y posteriormente se hace una segunda quema para dar una nueva forma.

Ha sido un largo camino, reconoce, pero siempre con la convicción que está aportando con “un granito de arena” al cuidado del medio ambiente, pero sobre todo expresa su satisfacción cuando se dio cuenta que sus productos estaban en otros países, en otras regiones, poniendo así un broche de oro al trabajo permanente y en familia, porque asegura que su emprendimiento, ha tenido desde el primer día, el apoyo de su esposo y sus hijos.

Desde el Tamarugal al Mundo

Y en medio de la pandemia, había que reconstruirse y esa reinvención llegó de la mano del Té.  Desde hace más de 20 años trabaja con las hierbas del Tamarugal y, especialmente de Pica, y sus infinitos sabores y olores, lo que hoy le ha permitido desarrollar un nuevo y exitoso emprendimiento.

“Tengo un huerto orgánico, donde tenemos todo lo que necesitamos. Para tener sabores y olores de Tarapacá. Siempre trabajé como terapeuta, con flores, pero de a poco se fue gestando el emprendimiento de té. Un té de buena calidad, de hebras, acompañado con diferentes hierbas, que es una delicia al paladar”, afirma Verónica.

Orgullosa de este nuevo desafío cuenta que hasta hoy tiene 7 sabores, todos testeados, sin embargo, afirma que aún existe un largo  camino para  experimentar y seguir avanzando en mejorar la calidad del producto.

“Hoy estamos en plena producción. Y lo más importante es que también es un proyecto familiar, por lo que en conjunto decidimos desarrollar la mejor presentación, el diseño y utilizar más y mejores sabores. Hemos enviado cajas de té a distintas regiones, incluyendo las más australes como Punta Arenas. Estoy orgullosa de lo hecho hasta hoy”, concluye.

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