Una recuperación sostenible post pandemia podría reducir hasta 25% las emisiones de gases de efecto invernadero previstas para 2030

La recuperación sostenible de la pandemia es esencial para cerrar la brecha de emisiones, señala el informe de la ONU, que indica que las políticas adecuadas podrían reducir hasta 25% las emisiones previstas para 2030, lo que generaría niveles congruentes con el objetivo de aumentar solo 2°C que señala el Acuerdo de París. Pero hay que actuar rápido advierten

 Una recuperación sostenible de la pandemia podría reducir hasta 25% las emisiones de gases de efecto invernadero previstas para 2030 y acercar al mundo al logro del objetivo del Acuerdo de París de limitar el calentamiento global a 2°C, según un nuevo informe del Programa de las Naciones Unidas para el Medio Ambiente (PNUMA) lanzado hoy

El Informe sobre la Brecha de Emisiones 2020 del PNUMA indica que, a pesar de la caída en las emisiones de dióxido de carbono en 2020 a causa de la pandemia por COVID-19, el mundo todavía se dirige a un aumento de temperatura superior a 3°C este siglo.

Sin embargo, si los gobiernos invierten en la acción climática como parte de la recuperación de la pandemia y concretan sus nuevos planes de neutralidad de emisiones en sus compromisos del Acuerdo de París en la próxima cumbre climática (Glasgow, noviembre de 2021), pueden llevar las emisiones a niveles consistentes con el objetivo de 2°C.

Al combinar los esfuerzos pos-COVID-19 con un aumento en la ambición de las Contribuciones Determinadas a Nivel Nacional (NDC), y su aplicación rápida y enérgica, los gobiernos aún podrían alcanzar el objetivo de limitar el calentamiento global a 1,5°C.

“El año 2020 va en camino de ser uno de los más cálidos jamás registrados, con incendios forestales, tormentas y sequías que continúan causando estragos. El Informe sobre la Brecha de Emisiones muestra que una recuperación verde de la pandemia puede reducir enormemente las emisiones de gases de efecto invernadero y ayudar a frenar el cambio climático”, dijo Inger Andersen, directora ejecutiva del PNUMA.

“Insto a los gobiernos a respaldar la recuperación sostenible en la próxima etapa de las intervenciones fiscales por COVID-19 y aumentar significativamente sus ambiciones climáticas en 2021”, añadió Andersen.

Cada año, el Informe sobre la Brecha de Emisiones evalúa la discrepancia entre los niveles de emisiones previstos y los que serían consistentes con los objetivos del Acuerdo de París de limitar el calentamiento global en este siglo muy por debajo de 2°C, haciendo todo lo posible por frenarlo en 1,5°C.

El informe indica que en 2019 las emisiones totales de gases de efecto invernadero, incluyendo el cambio de uso de la tierra, alcanzaron un récord de 59,1 gigatoneladas de CO2 equivalente (GtCO2e). Las emisiones mundiales de gases de efecto invernadero han aumentado en promedio 1,4% anual desde 2010, pero en 2019 este incremento fue más rápido, de 2,6%, debido al mayor impacto de los incendios forestales.

Como resultado de la reducción en los viajes, la actividad industrial y la generación de electricidad este año a causa de la pandemia, se prevé que las emisiones de dióxido de carbono caigan hasta 7%. Sin embargo, este recorte se traduce en una reducción de solo 0,01°C en el calentamiento global para 2050. Mientras tanto, las NDC siguen siendo inadecuadas para el logro de los objetivos climáticos.

La recuperación verde es crucial

Una recuperación verde puede reducir hasta 25% las emisiones que esperaríamos ver en 2030 según las políticas vigentes antes de la COVID-19. Estas medidas situarían las emisiones en 2030 en 44 GtCO2e, en lugar de las 59 GtCO2e previstas, un escenario mucho mejor que el de las reducciones de emisiones contempladas en las actuales NDC no condicionadas de los países, que dejan al mundo encaminado hacia un aumento de temperatura de 3,2 C.

Una recuperación ecológica de este tipo pondría las emisiones dentro del rango que contempla un 66% de posibilidades de mantener las temperaturas por debajo de 2°C, pero aún sería insuficiente para alcanzar el objetivo de 1,5°C.

Las medidas para priorizar en la recuperación fiscal verde incluyen el apoyo directo a las tecnologías e infraestructuras de cero emisiones, la reducción de los subsidios a los combustibles fósiles, la eliminación de nuevas plantas de carbón y el impulso de las soluciones basadas en la naturaleza, incluyendo la restauración de paisajes a gran escala y la reforestación.

De acuerdo con el informe, hasta ahora las medidas fiscales de recuperación sostenibles han sido limitadas. Alrededor de una cuarta parte de los miembros del G20 han dedicado partes de su gasto —hasta 3% del PIB —, a medidas bajas en emisiones de carbono.

No obstante, sigue existiendo una gran oportunidad para que los países implementen políticas y programas sostenibles. Los gobiernos deben aprovechar esta oportunidad en la próxima etapa de intervenciones fiscales de la COVID-19, según el reporte.

El informe también concluye que el creciente número de países que se han comprometido a lograr cero emisiones netas a mediados de siglo demuestra un “avance significativo y alentador”. Hasta el momento de finalización del informe, 126 países que producen 51% de las emisiones mundiales de gases de efecto invernadero habían adoptado, anunciado o estaban considerando metas de neutralidad de emisiones.

Sin embargo, para que sean factibles y creíbles, estos compromisos deben traducirse urgentemente en políticas y acciones sólidas a corto plazo y ser reflejados en las NDC. Los niveles de ambición en el Acuerdo de París todavía deben triplicarse, aproximadamente, para encaminar al mundo a la trayectoria de 2°C y aumentarse al menos cinco veces para la vía de 1,5°C.

Transformar los patrones de consumo y el transporte marítimo y aéreo

Cada año, el informe también analiza el potencial de sectores específicos en la lucha contra el cambio climático. En 2020, considera el comportamiento de los consumidores y los sectores del transporte marítimo y la aviación.

El transporte marítimo y aéreo, que representa 5% de las emisiones mundiales, requiere atención. Las mejoras en tecnologías y operaciones pueden aumentar la eficiencia en el uso de los combustibles, pero la mayor demanda proyectada indica que esto no resultará en la descarbonización y en reducciones absolutas de CO2. Ambos sectores deben combinar la eficiencia energética con un rápido abandono de los combustibles fósiles.

El informe indica que una acción climática más fuerte debe incluir transformaciones en el comportamiento de consumo del sector privado y los individuos. Alrededor de dos tercios de las emisiones globales están vinculadas a los hogares particulares, según la contabilidad basada en el consumo.

El segmento de la población con más ingresos tiene la mayor responsabilidad: las emisiones del 1% más rico de la población mundial representan más del doble que las del 50% más pobre. Este grupo deberá reducir su huella 30 veces para mantenerse en línea con los objetivos del Acuerdo de París.

Las posibles acciones para apoyar y permitir un menor consumo de carbono incluyen sustituir los vuelos domésticos de corta distancia por viajes en tren, crear incentivos e infraestructuras para permitir el uso de bicicletas y automóviles compartidos, mejorar la eficiencia energética de las viviendas y diseñar políticas para reducir el desperdicio de alimentos.

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