Plástico, el gran enemigo del planeta

Si no se toman medidas, para el 2050 existirán cerca de 12.000 millones de toneladas de desechos plásticos repartidos en vertederos y en el océano.

Noticias ONU. Alrededor de 13 millones de toneladas de plástico son vertidas en los océanos cada año, afectando la biodiversidad, la economía y potencialmente nuestra salud.

Las cualidades de este material, barato, ligero y fácil de producir han llevado a que su producción alcance cantidades a las cuales somos incapaces de hacer frente. Solamente una pequeña fracción de los plásticos que son descartados se recicla.

Lo más preocupante, es que un nuevo informe de ONU Medio Ambiente revela que, de seguir las cosas como están, la producción de plástico no solo crecerá, sino que se duplicará en las próximas décadas.

El desafío es grande
Desde los años 50, la producción de plástico ha superado la de cualquier otro material y la mayoría de los productos que se hacen están diseñados para ser descartados después de un solo uso. Esto ha hecho que los empaques de plástico ahora representen la mitad de los desechos de este material alrededor del mundo.

América, Japón y la Unión Europea son los mayores productores de desechos plásticos per cápita y sólo un 9% de los nueve mil millones de toneladas de plástico que se han producido en el mundo ha sido reciclado.

Si esta tendencia continúa, para 2050 tendremos cerca de 12.000 millones de toneladas de desechos plásticos en los basureros y en la naturaleza.

“Tenemos una situación en la que cinco billones de bolsas de plástico se utilizan cada año y un millón de botellas de plástico son compradas cada minuto. Casi 70% o más van al medio ambiente o a vertederos y más de 13 millones llegan al mar cada año”, explica Leo Heileman, el representante regional del Programa de las Naciones Unidas para el Medio Ambiente para América Latina y el Caribe (PNUMA).

Los estudios sugieren que las bolsas de plástico y los contenedores hechos de espuma de poliestireno pueden tomar hasta miles de años en descomponerse y contaminan suelo y agua. Además, con el paso del tiempo los plásticos se dividen en fragmentos más pequeños llamados micro plásticos que al ser consumidos por animales marinos pueden entrar en la cadena alimenticia humana.

“La información científica todavía no ha determinado el impacto, pero seguramente en los próximos años tendremos esos estudios. Estamos jugando con una situación en la que nuestra propia salud está en peligro, no solamente en términos del mar, pero también de la tierra, porque cuando la gente quema los plásticos, se expiden gases nocivos que nos impactan a través de la contaminación atmosférica. Y sabemos que en la región una cantidad grande de gente muere por esto”, agrega Heileman.

Los microplásticos han sido detectados en la sal de mesa comercial y algunos estudios aseguran que el 90% del agua embotellada y en el 83% de la de grifo, contiene partículas de plástico. Esto es preocupante, ya que poco se sabe del impacto de este material en la salud humana.

Lo que si sabe es cómo afecta a los animales. “Estamos viendo aproximadamente cien mil organismos marinos muertos por intoxicación por plásticos, porque no diferencian entre ellos y su comida natural y este problema está incrementando”, dice el representante, quien recordó un reciente incidente en Tailandia, donde una ballena murió al tener estómago lleno de plástico. “Los científicos intentaron salvarle la vida, pero el animal no sobrevivió porque no pudo comer”, lamenta Heileman.

La solución está en los gobiernos, las empresas y la gente
La producción de plástico a nivel mundial está aumentando rápidamente, para 2030, podríamos estar produciendo 619 millones de toneladas de plástico al año.

Las prohibiciones de las bolsas de plástico, si son bien planificadas, pueden contrarrestar una de las causas del uso excesivo de plástico. Pero incluso cuando son implementadas efectivamente, no son suficientes afirman los expertos de ONU Medio Ambiente en el informe Estado del Plástico 2018.

Para reducir la cantidad de desperdicios se necesita que los gobiernos promulguen políticas fuertes que empujen hacia un modelo más circular de diseño y producción de plásticos.
“Todo el mundo tiene que estar involucrado, a nivel de gobiernos, estos tienen que tener la visión, la dirección, establecer las políticas que podrían incluir leyes nacionales, y que podrían incluir acciones con toda la sociedad”, explica el representante regional.

Los gobiernos necesitan mejorar los sistemas de residuos e introducir incentivos financieros para cambiar los hábitos de los consumidores, los minoristas y los fabricantes.

Productos diseñados para “no durar”
Para Peter Kershaw, el autor de un informe sobre alternativas al plástico, publicado por ONU Medio Ambiente, no se trata solo de imponer prohibiciones a las bolsas de plástico.

“Se trata de encontrar la manera de motivar a las personas y los pequeños empresarios a través de subsidios para que desarrollen ideas innovadoras que puedan ser compartidas en otras partes del mundo”, dice.

Kershaw estudió varios casos de innovaciones “sencillas” que se están llevando a cabo en países en desarrollo, donde el problema de contaminación de los mares por plásticos es muy grave.

“En India, por ejemplo, están utilizando platos comestibles. En vez de tener un plato plástico que termina en la basura y en los mares, tenemos uno que se puede comer y que, si no se come, al menos se degrada”, explica.

El proyecto Patrada, está basado en Delhi y fue designado por un grupo de mujeres refugiadas de Afghanistán, que viven en condiciones marginales y buscaban una manera de volverse autosuficientes.

Ellas hacen platos hondos utilizando harina de pasta de cereales como trigo y arroz. Los tazones están disponibles en una variedad de tamaños y se comercializan como “diseñados para no durar”. Se venden en restaurantes, cafés, heladerías y panaderías.

Proyectos similares con cubiertos y hasta tazas de café se llevan a cabo en otras partes de India, así como en la República Checa.

“Otro ejemplo es que, en vez de utilizar empaques de polietileno para proteger los electrónicos, ahora se está experimentando con un tipo de material que puede cumplir la misma función y viene de los residuos agrícolas”, cuenta Kershaw.

Se trata de desechos vegetales que se juntan y expanden utilizando micelio fúngico, es decir, la parte vegetativa de los hongos, que se separa como hilos y luego se seca. El “Mycofoam” tiene varias aplicaciones y fue desarrollado por una compañía con sede en Nueva York.

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