Cómo avanzar en la construcción de viviendas sustentables en Chile a propósito de la crisis climática

Aunque en Chile no es muy conocido, el concepto de “casas pasivas” es un término acuñado a principios de la década de los 80 y su significado es simplemente aprovechar las ventajas que el clima ofrece a la arquitectura, así como también proteger de las desventajas del clima para mantener la climatización en alrededor de los 20 grados Celsius, considerada la ideal de confort que el cuerpo humano necesita.

La expresión de ‘pasivo’ se usa para definir el principio de captación, almacenamiento y distribución capaz de funcionar solos, sin aportaciones de energía exterior y que implica sencillas técnicas, que dan sustentabilidad a la construcción.

Según señalan en el Comité de Sustentabilidad y Energía del Colegio de Arquitectos, a través de una publicación en su sitio web, para construir una vivienda de este estándar es fundamental contar con profesionales calificados en diseño arquitectónico pasivo, capacitados para distinguir el impacto térmico y energético de las decisiones de diseño y competentes al incorporar de manera integral las estrategias de sustentabilidad más adecuadas para los objetivos buscados.

Escasa educación ambiental en la compra de viviendas

Biserka Veloso, arquitecta integrante del Comité explica en la publicación, “todo arquitecto sabe que este es un cliente excepcional, puesto que la gran mayoría de los propietarios, quienes construyen y/o adquieren una vivienda, carecen de educación en temas ambientales y de una preocupación efectiva por los impactos ambientales de su estilo de vida. La persona que adquiere una vivienda en Chile es por lo general un comprador desinformado, expresó la profesional.

En este contexto, el estudio financiado por CORFO “Experiencia de compra de una vivienda desde la perspectiva de la demanda” -en la línea de uno de sus programas estratégicos Programa de Innovación en Construcción Sustentable-  comparó el proceso de compra de una vivienda con la relevancia entregada a la sustentabilidad durante este proceso. De acuerdo a los resultados obtenidos, se concluyó que la sustentabilidad es un atributo de baja relevancia en la decisión de compra de una vivienda, y que existe desconocimiento tanto de lo que involucra el concepto de sustentabilidad como del valor que sus atributos constitutivos pueden llegar a tener en términos de economía y calidad de vida.

“Si la falta de interés por la sustentabilidad es consecuencia del desconocimiento respecto del valor que este atributo puede ofrecer a una vivienda, entonces la educación del potencial comprador es un elemento que afecta la calidad del entorno construido. Por esto, la reducción de esta gran brecha informativa es un desafío que debe ser abordado con el fin de fomentar y acelerar la transformación del mercado de la construcción hacia uno más sustentable”, explica la dirigenta del Colegio de Arquitectos de Chile.

Según el estudio mencionado, la valorización de un atributo, expresada en la disposición de pago, está relacionada a beneficios tangibles y directos. Si se considera lo anterior y se observa la forma en que por lo general se presentan los atributos de sustentabilidad en la oferta inmobiliaria, expresados en elementos individuales como “doble vidriado en ventanas” o “colectores solares térmicos”, entonces hace sentido la pérdida de relevancia que han sufrido estos atributos en el discurso inmobiliario en los últimos años. La investigación realizada por el Centro de Desarrollo Urbano Sustentable (CEDEUS) entre 2012 y 2016 observó esta pérdida de importancia de la sustentabilidad en la publicidad inmobiliaria en Santiago y determinó, como una de sus principales razones, la masificación y uniformidad de estos atributos, que al uniformarse ya no ejercen un efecto diferenciador.

Poca exigencia legal en sustentabilidad

Veloso agrega que en el contexto de una reglamentación poco exigente, y de usuarios que no comprenden con claridad el significado y los beneficios de los atributos de sustentabilidad promocionados, es fácil que el mercado caiga en prácticas de “greenwashing” a través de la incorporación de mejoras parciales y poco sustanciales. En este sentido, el atributo de “certificación” es aparentemente el único que podría ser aún usado eficazmente frente a la asimetría de información entre consumidores y desarrolladores inmobiliarios.

“Así como el mejoramiento de los estándares exigidos a las viviendas y la implementación de una certificación específica impulsarían el desarrollo de un mercado de mayor calidad y eficiencia, una correcta comunicación de los atributos de desempeño de una edificación sumado a la educación del usuario, son elementos esenciales para conseguir ese objetivo. Sería interesante que los compradores de viviendas comenzaran a preguntar a los desarrolladores, por ejemplo, ¿Cuál es el gasto proyectado en calefacción? ¿Cuáles son las temperaturas que se proyectan para el verano? ¿Cuál es la huella de carbono incorporada en la vivienda o cuáles son los estándares de sanidad de los revestimientos utilizados?”, comenta la secretaria del Comité de Sustentabilidad del Colegio de Arquitectos de Chile

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